Por mucho tiempo me he hecho creer que lo había superado, que era cosa del pasado, pero la verdad es que no, aún no lo he olvidado. Aunque ha pasado mucho tiempo y evolucionamos, la gente no cambia, nuestra esencia sigue ahí. Y sé que hay algo que él no ha dejado, que no me conviene, y entre tanto no, puedo decir sí, sí a amarme a mí misma, por encima de todo el amor que pueda sentir por él. Sí a seguir por mi propio camino, por mí, por mi bien, por su bien, por nosotros. Porque al final la decisión la hemos tomado los dos, creo que es la decisión de amor más importante que he tomado en mi vida y eso que ya han pasado 5 años.
Contigo después del sin ti, aprendí poco a poco a despedirme, a decir a dios así de lejitos de puntitas, tratando de no notarme, pero maduramente eso sí, o eso creí. Humillada y con mucho dolor, pero aprendí que hay ocasiones en las que hay que marcharse y despojarse tanto de lo bueno como de lo malo, e irse sin nada, así vacía, para más adelante ir aprendiendo poco a poco a recibir las nuevas bendiciones que Dios tiene preparado para darme, tiempo al tiempo, aprendiendo a no cometer los mismos errores.
Ahora entiendo que nos amamos mucho, como me dijiste: Nunca nadie me va a querer como tú, y yo aquí amándote después de 5 años, ya vez. Probablemente tenías razón, y si también quizás nunca voy a querer a nadie como tú, ¿pero que sabemos tú y yo del futuro? ¿Dime? Ojalá alguien me ame a mi tanto como yo te he amado y más que eso. Fíjate que ahora entiendo que con la misma intensidad con la que algún día nos amamos, el “podemos ser amigos” no es posible y es necesario cerrar el capítulo con la misma rapidez con la que se cierra un libro que se ha terminado.
Después de ti aprendí a valorar mucho más a quiénes se quedaron en los buenos y malos momentos. También me enseñaste que nunca es suficiente una noche de amor, “la última” supuestamente y es que siempre es la última. La verdad es que por eso tuve que irme y no me quedo más que aprender a soltar los lugares. Gracias a eso algunas amistades se fortalecieron y otras simplemente desaparecieron. Y así sucesivamente aprendes a soltar las canciones, los sitios, las comidas, los amigos, los no tan amigos, tu familia, los sueños juntos, las conversaciones, simplemente la vida, más bien nuestra vida.
¿Te cuento un secreto? Aprendí a inventarme excusas para enterarme de tu vida, así sin que nadie se diera cuenta, pero después aprendí que así no funciona, que es mejor aprender a inventarse excusas para no enterarme de tu vida y más bien interesarme en reconstruir mi propia vida, eso es más importante, y por eso gracias, porque finalmente es tan gratificante usar el tiempo en levantarse del piso, que en lamentarse por lo que ya no es, por preocuparse por alguien que ni si quiera te piensa, que ya no es parte de ti, parte de tu vida, que ya no es nada.
No me quedó de otra que aprender a manejar mis sentimientos y mis arranques, esos que tuve muchas veces, o aquella vez que llegaste llorando a mi departamento, contándome algo que según tú, era la única que lo podía saber, la única amiga, la única en quien confiabas a pesar de ya no ser nada, la única que estaba ahí para limpiar tus lágrimas, guardar tus secretos y darte siempre palabras de ánimo. Y así aprendí a guardar tus secretos en el baúl de los nunca jamás, aprendí a ya no estar para ti en los momentos difíciles, en tus logros, y me aguante las ganas de reaparecer para darte un mensaje de ánimo, un ¨felicidades¨ un ¨mi más sentido pésame¨ y en vez de eso aprender a tener una relación más cercana con aquel que una vez me contaste, con Dios, con él te envié mis buenos deseos, desde muy lejos, así como escribo, anónimamente. Y experimente gracias otra vez a ti, lo bonito que se siente orar en la intimidad de mi habitación por ese alguien, por ese tú, por ti, por mí, por tu familia, la mía, por los amigos, por la vida, por nuestro mundo. Estar ahí de corazón, querer lo mejor para esa persona, sin que siquiera lo sospeche, llega a ser menos dañino, que volver abrir las heridas con un mensaje o una llamada.
Después de nosotros tarde 5 años o más, en aprender a decir NO, hasta hace poco no pude hacerlo, volví a caer, solo que después de esta no hay vuelta atrás, es necesario aprender a decir no, no porque no te quiera, sino porque hay muchos NO que son necesarios decir por amor a mí misma, por respeto a mí, por respeto a ti, a ella, a los demás.
Dios me mostró que no soy tan mala como pensaba, me comenzó a moldear y no fue de la noche a la mañana, descubrí que soy humana, y que el que dirán me había llevado a creer que después de nuestro fracaso las miradas apuntaban a mí, que cualquier pequeño fracaso seria notado, y no quería fallar, no quería agachar la cabeza ante todos esos que fueron testigos de nuestra fallida relación. A todos esos a los que le di tanta importancia, les digo que todas esas situaciones que viví después de él me hicieron más grande, más fuerte, más madura, más valiosa y que ahora puedo regresar a los mismos sitios, pero con la mirada en alto como quien acepta sus derrotas con dignidad y decoro.
Todo esos momentos tan bonitos que vivimos, la etapa en la que no existía Facebook, Whatsapp, Instagram, de verdad nos salvo de mucho, imagínate si así hubo problemas, esos celos, ahora con eso que horror. Fue en el momento adecuado nuestra relación, solo que en edades incorrectas, pero aun así de todo se aprende y entiendes que no hay espera que no traiga su recompensa y que algún día obtendremos mejores oportunidades, mejores relaciones, más madurez, más compromiso, más amor, y que lo que nos toca vivir es una cadena para no repetir, para mejorar, y darnos cuenta cuando alguien no es para nosotros a tiempo y no cuando todo se ha echado a perder, como nosotros.
Sabes que también descubrí más gratitud, la gratitud está en todo, es la puerta para encontrar la paz tras los momentos de desánimo, de tristeza, de miedos, de pruebas, de incertidumbres, de nostalgia, de abandono, y también por eso gracias, porque gracias a todos esos sentimientos que me dejaste, tengo razones para tener este blog y escribir, escribir todo lo que nuestro amor fue, y todo lo que nuestro amor dejó después de ya no ser.
Te puedo decir que sigo descubriéndome, que sigo aprendiéndome, que sigo desarrollándome, que sigo, simplemente sigo, aprendiendo la lección de este duelo, aprendiendo a de decirte a dios, sin que duela y con dolor, pero dejando ir, porque dime ¿acaso existe alguien que nació aprendiendo?. Mientras pasan las horas, los días, los meses e incluso los años, he decidido recobrar la esperanza que algún día tuve perdida y creer que al final de mis días sabré si fuiste o no el amor de mi vida, por lo tanto, otros amores llegarán o tal vez no.
Con amor y con muchas ansias de seguir viviendo para escribir, la chica que vuelve a creer en el amor.